En medio de la discusión sobre el nuevo proyecto de reforma tributaria en Colombia, todas las miradas están puestas en los $26,3 billones que el Gobierno espera recaudar. Sin embargo, hay un dato que debería estar en el centro de la conversación: la cartera vencida de la DIAN, que a junio de 2025 alcanzó los $59,2 billones.
La cifra equivale a más del doble de lo que se busca con la reforma. En otras palabras, el Estado pide más impuestos a los contribuyentes cuando ya tiene en sus cuentas por cobrar un monto que, si se gestionara eficientemente, podría cubrir de sobra el déficit fiscal.
Reforma tributaria vs cartera morosa.
El proyecto de reforma se presenta como indispensable para financiar el Presupuesto General de la Nación 2026, pero el contraste con la cartera vencida abre un debate esencial:
- ¿Es justo exigir más a quienes cumplen mientras se dejan crecer las deudas pendientes?
- ¿Qué incentivo existe para cumplir oportunamente si la gestión de cobro es ineficiente?
La discusión sobre tarifas y nuevos gravámenes pasa por alto un problema estructural: la falta de eficiencia en el recaudo. Y esto genera una sensación de inequidad que golpea tanto al tejido empresarial como a las personas naturales.
El verdadero reto: gestión y confianza.
Más que crear impuestos, el país necesita un sistema de recaudo eficiente y confiable. Para lograrlo, se requieren medidas estratégicas:
- Modernizar los mecanismos de cobro con herramientas digitales.
- Facilitar acuerdos de pago reales y flexibles, que ayuden a regularizar obligaciones sin quebrar empresas.
- Revisar la política sancionatoria, que muchas veces desincentiva ponerse al día.
- Fortalecer la confianza, con reglas claras y transparencia en el uso de los recursos públicos.
Un contribuyente cumple más cuando siente que el sistema es justo y eficiente.
Menos impuestos, mejor recaudo: ¿los embargos son la salida?
La DIAN ha intensificado en 2025 la estrategia de embargos masivos. Si bien son legales, representan una política coercitiva que no facilita el cumplimiento.
El problema es que esta estrategia choca con la realidad económica: más de 10.600 colombianos se han declarado en insolvencia en 2025, la cifra más alta de la última década (El Tiempo).
En este contexto, un embargo puede ser el golpe final para una empresa que atraviesa problemas de liquidez, transformando una deuda recuperable en una pérdida incobrable. A mediano plazo, esta estrategia no solo no soluciona el problema, sino que agrava la crisis de cumplimiento.
Lo que puede esperar el empresario.
Si la reforma avanza sin un rediseño de la gestión de cartera, el sector productivo enfrentará:
- Más impuestos al patrimonio y al consumo, reduciendo competitividad.
- Mayor presión sobre pymes y emprendedores, con menor margen de maniobra.
- Incertidumbre e inequidad para quienes sí cumplen, al ver que los esfuerzos de cobro recaen en la fuerza coercitiva más que en la gestión inteligente.
En LAV Tributaria creemos que Colombia no necesita más impuestos, sino un Estado más inteligente para recaudar.
Un sistema tributario justo y sostenible requiere:
- Ampliar la base de cumplimiento real, no castigar a los mismos de siempre.
- Combatir la evasión con inteligencia fiscal, no con embargos indiscriminados.
- Promover una cultura tributaria sostenible, basada en confianza y equidad.
La pregunta esencial para la reforma es: ¿Queremos un país con más impuestos o con un sistema más eficiente para recaudar lo que ya se debe?
En LAV Tributaria acompañamos a empresas y empresarios en la toma de decisiones estratégicas frente a la reforma tributaria y los retos del recaudo.
Escríbenos y diseñemos juntos un plan tributario que te permita cumplir sin sacrificar la estabilidad financiera de tu negocio.